lunes, 31 de agosto de 2009

El MAO se niega a morir


El Alejandro Otero es el museo nacional que en peores condiciones se encuentra


Para los habitantes de la parroquia Coche, el Museo Alejandro Otero es mucho más que un simple templo del arte contemporáneo venezolano. Es el único centro de actividades dentro de la zona que les brinda esparcimiento a grandes y a chicos. Sólo por esa razón las especulaciones sobre el cierre de la institución los hizo alzar su voz de protesta. Pues, hasta para ellos, era imposible no dudarlo.

Los mismos miembros de educación del museo se lo habían advertido: había más de una razón para bajar la santamaría del arte que tiene vida en La Rinconada. Por un lado, el próximo vencimiento del comodato del edificio, propiedad del Instituto Nacional de Hipódromos. Luego, los cuatro años sin aire acondicionado que tiene la institución y los cinco sin ascensor.

Además de las filtraciones en las salas, las inundaciones cuando llueve, la poca producción expositiva y la falta de agua potable. Condiciones de trabajo realmente adversas, según lo estipula la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.

Incluso, los vidrios del edificio, parte de la fachada del MAO, que fueron reparados ya hace un año, muestran signos de agrietamiento por efecto del sol, lo que supondría un riesgo para trabajadores y visitantes. Eso sin contar que al llover las instalaciones se inundan. Y que las salas 2 y 3 (en esta última se realiza el plan vacacional) están cerradas por filtraciones en paredes y techo.

"Cuando el sol calienta los vidrios de la entrada el calor es insoportable. Además, suenan como si se fueran a partir. Ya hay muchos agrietados. Algunos trabajan con paltó y corbata y a veces no los aguantan", dijo un trabajador que prefiere resguardar su nombre.

De hecho, ya se hablaba del destino de la colección: las piezas de arte venezolano irán a las bóvedas de la Galería de Arte Nacional; y las de origen latinoamericano las mudarían al Museo de Bellas Artes. Sin embargo, a pesar de todo esto, el MAO sigue siendo vital para su comunidad.

"En la parroquia de Coche lo único que tenemos es el Museo. ¿Te imaginas si lo cierran?", se pregunta Felipe Franco, habitante de la zona y quien trabaja con el Grupo Artístico Coche que hace vida en el MAO. "Se comenzó a decir que iban a cerrarlo porque allí no queda nada. Una que otra exposición, pues las condiciones no se prestan para hacer más. Falta el mantenimiento. Nos dijeron que eso ahora depende de la Fundación Museos Nacionales y no del Alejandro Otero como antes. Sin embargo, allí se hacen muchas otras actividades. Por ejemplo, el Club de Abuelos o los planes vacacionales. Ahora hay una exposición del pintor Roberto González", afirma Franco.

Especulaciones o no, los habitantes de Coche organizaron, junto con los trabajadores del museo una asamblea, el pasado 4 de agosto, a la que asistieron el viceministro de Identidad y Diversidad Cultural del Ministerio de Cultura, José Manuel Rodríguez, la presidenta de la Fundación Museos Nacionales (FMN), Victoria Galarraga y Jacqueline Rousset, directora general de la FMN. La finalidad: dejar bien claro que ellos no iban a permitir el cierre del museo.

Para Jorge Moreno, representante del Sindicato de Trabajadores de los Museos, la reunión resultó ser muy productiva, pues la comunidad estaba dispuesta a todo para evitar el cierre de la institución. "Como el edificio está en comodato, pedían era el cierre del Hipódromo y no el del museo. Para ellos eso sí sería revolución. Allí se llevaron hasta abogados, le prohibían al ministro Héctor Soto cerrar el MAO. Es un espacio ganado y nadie iba a permitir su cierre. Estamos hablando de un museo de la comunidad", afirma Moreno.

Según Marlene Carrillo, una de las directoras del Club de los Abuelos que hace vida en el Museo Alejandro Otero, para ellos fue preocupante escuchar que iban a cerrar el museo. "Es como si nos quitaran nuestra casa. Su cierre nos afectaría muchísimo. Allí adentro recibimos ayuda de todos, a pesar de los problemas que tienen para poder laborar. ¿Te imaginas cómo fuera si tuvieran mejores condiciones de trabajo? En el MAO los abuelos son felices. Nos prometieron que iban a solucionar todo", dijo.

El viceministro Rodríguez afirmó en ese encuentro que el cierre había sido un simple rumor generado por los medios de comunicación. Además, se comprometía a mejorar las condiciones del edificio. Pero hasta ahora, sólo se ha logrado iniciar los trabajos para colocar unos aires en las oficinas.

Los problemas aún continúan. Uno empleado del museo, quien prefiere el anonimato, afirma que perdió la cuenta desde cuándo no sirven los ascensores ni el aire acondicionado. "Algo tan simple como el agua potable, aquí no hay. Durante cinco años han venido a arreglar el ascensor dos veces y siempre termina dañado. Subimos y bajamos a cada rato.

"¡Aquí no sirve nada!", confiesa la fuente.

Dubraska Falcón
EL UNIVERSAL, Caracas, domingo 30 de agosto 2009

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